martes, 29 de noviembre de 2016

Fidel y Franco


En esa televisión de desinformación llamada La Sexta, vi un debate sobre la muerte de Fidel Castro. Un joven lo describió con admiración. Y, mientras lo hacía, no pude evitar pensar que el joven estaba loando a Franco. Lo único que había que eliminar de su vocabulario era la palabra “revolución”. Dijo que el Comandante hizo mucho por la educación y la sanidad. Y cuando el joven era rebatido, defendió al dictador aduciendo que el pueblo cubano había sufrido un embargo terrible. Y volví a recordar a Franco, cuyo régimen sufrió uno de los mayores aislamientos internacionales que se recuerdan. 

Si el joven admirador de Castro fuera consecuente, debería sentir también admiración hacia Franco. Al fin y al cabo, bajo un aislamiento terrible logró eliminar los índices de analfabetismo y aumentó considerablemente el bienestar de su país. También Franco creó, o mejoró,  la Seguridad Social. 

Sin embargo, el famoso programa de La Sexta, una vez finalizadas las loas al Comandante Fidel, volvió a cargar contra Franco apelando a la famosa Ley de la Memoria Histórica. Es un despropósito y una aberración intelectual. Pero la realidad es que Franco tuvo simpatías hacia el pulso castrista al imperialismo yanqui. Por eso, Franco mantuvo las relaciones políticas y económicas con Castro y no se sumó al embargo. Cuando murió Franco, Fidel Castro decretó tres días de luto en Cuba. No se habló de nada de eso, por supuesto. También me consta que Castro recibió en una ocasión a un grupo falangista. Uno de los falangistas lo cuenta a menudo. 


Los que se entusiasman con Fidel son personas ancladas en el siglo XX. No son modernos. Siguen hablando de revoluciones. Otro aspecto común en Franco y Fidel es que ambos asaltaron el poder por la fuerza. Solo que Franco es odiado por ello y Fidel no. Sin embargo, en este anacronismo tenemos la clave de la política actual.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Trump

Donald Trump se ha convertido en presidente del país más poderoso del mundo. ¿Pero qué sabemos nosotros sobre el sistema político  de EEUU? Nada. Absolutamente nada. Pregunten a todos y cada uno de los que se encuentran en este momento haciendo análisis sobre el resultado y obtendrán un vacío absoluto. Por tanto, quienes echan pestes contra Trump no saben lo que están haciendo. Simplemente, repiten las consignas de Internet y de los medios de comunicación. La cuestión para ellos es bien sencilla: Trump malo, Clinton buena. España tiene una larga tradición de odio hacia EEUU. El mundo progre siempre se ha encargado de presentar a los EEUU como imperialismo capitalista. Y así es, por supuesto. No puede ser de otra manera puesto que los EEUU ganaron la última guerra mundial. Sin embargo aquella guerra también la ganó la Unión Soviética y no se oye a ningún progre despotricar contra el imperialismo comunista. Quizá sea gracias a los EEUU y a la Alemania derrotada el que Europa entera no se convirtiera en el mayor campo de concentración de la historia. 

Lo cierto es que urge acabar con la guerra de Siria, algo que quienes bendicen a Hilary Clinton parecen no tener en cuenta. La política de Obama con respecto a Siria ha sido ambigua y poco vinculada a terminar el conflicto. Al contrario, la guerra se eterniza y Europa se ve obligada a recibir masas de refugiados, cuya lastimosa vida se ha convertido en moneda de cambio de la política. Trump ha dado muestras de colaboración con Putin, que ha sido el único líder que ha actuado. Por tanto, si Trump y Putin logran pacificar Siria y la región, habremos obtenido un beneficio inmenso. Que Trump sea un mujeriego machista, que sea una figura ciertamente cómica, que de repulsión a las masas, es lo de menos. 

Lo importante para Europa es que finalice la guerra en Siria cuanto antes y se frene la lastimosa situación de los refugiados utilizados por los medios para desinformarnos. 


De momento, por lo menos nos hemos librado de los consabidos reportajes sobre “la primera mujer presidenta del país más poderoso del mundo”. Y eso es mucho. Mucho. 

viernes, 7 de octubre de 2016

Políticos


¿Qué sentido tiene la diversidad política si termina en un Congreso convertido en un frenopático? La última crisis, aun presente, se ha distinguido no solo en haber empobrecido a la población. También se la ha empobrecido políticamente. Los debates mediáticos televisivos han acabado por convertir a la población en “experta” en política. La cosa es muy sencilla: todos los males que padeces proceden de la derecha. No hay que enseñar nada más. A lo largo de estos últimos años hemos visto cómo aparecían expertos en absolutamente todo, incluso en medicina. El país entero terminó discutiendo sobre un virus. Claro que, una vez terminado el numero, ya nadie recuerda nada. La masa no es que tenga mala memoria, es que no tiene memoria. 

Conservo el programa electoral del PSOE del año 1982. Le llamaron “Por el cambio” y fue con el que consiguió la mayoría absoluta en el Congreso por vez primera. El primer capitulo trata sobre la crisis económica y el “objetivo prioritario” de crear empleo. ¿Nos suena de algo? Ese programa electoral podría incluirse hoy en día en cualquier sección de humor de un periódico. La parte que más carcajadas provoca es la que dice: “El Gobierno trabajará para lograr un mayor techo de autonomía para España, desvinculándola progresivamente en el plano militar del Bloque del Atlántico Norte. En consecuencia, y en la linea ya expresada anteriormente por el PSOE, en un primer momento y como medida inmediata, se congelarán las negociaciones para la integración en la organización militar.” El lector puede descojonarse de la risa cuanto quiera. Vuelva a leer la frase cuantas veces se quiera. Uno siempre acaba por desternillarse. Bien, pues la cosa aún tiene más gracia: Javier Solana, popular jerarca socialista de la época, terminó convertido en flamante Secretario General de la OTAN. Semejante adoctrinamiento, en los famosos años 80.

El PSOE lleva perdiendo elecciones varios años y gobernando en muchas ciudades y comunidades a base de pactos. Uno de los mayores disparates del partido socialdemócrata fue cuando eligieron Secretario General a un muchachote poco creíble que imitaba a Pablo Iglesias. Y claro, las imitaciones solo provocan una cómica lástima. Ahora que el PSOE se hunde, no me provoca ninguna lástima. De hecho creo que el partido es tan lastre para la España de hoy, como lo fue Franco tras su muerte. El país necesita depurar el pasado. Y eso pasa por la desaparición de un partido que no es mas que un ridículo continuo. 


El PSOE fue el partido que revitalizó las corridas de toros en los años 80 y también la barbarie de las fiestas en donde torturar animales es la máxima alegría popular. Eso es obra de ellos. Ni Franco llegó tan lejos. Aquello ocurría a la par que la exagerada hoy en día “Movida Madrileña”. No es de extrañar que de ese caldo de cultivo surgiera algo tan ridículo como el “Rock Torero”. Con el PSOE también aparecieron los nuevos ricos socialistas. 

Si algo vi positivo del 15M fue aquello de llamar "casta" a los partidos de siempre. Solo que Podemos decidió eliminar al PSOE de sus ofensas porque, al fin y al cabo, les necesitaban para pactar. Así que, el flamante nuevo Secretario General del PSOE, el imitador de Pablo Iglesias, se convirtió en una pantomima que iba de plató en plató de televisión diciendo tonterías. Incluso se atrevió a llamar a un programa del corazón asegurando que quitaría el denostado Toro de la Vega. Fue otra más de sus boutades, porque el alcalde de Tordesillas era del PSOE. 


El imitador de Pablo Iglesias cansaba con su constante cambio de genero en sus frases. Cansaba mucho eso de trabajadores y trabajadoras, españoles y españolas y toda esa jerga nueva que aburre a los caballos. 


El espectáculo en que han convertido a la política es el signo evidente de que la política no sirve para nada más que para entretener a las masas. Y, llegados a este punto, uno se hace la pregunta: ¿sirven para algo los políticos? En realidad creo que los políticos deberían de desaparecer. No son necesarios. Son caros. La prensa da cobertura mediática solo a los políticos. Como si fueran Mick Jagger. La chulería con la que caminan es la propia de una casta repugnante. Pablo Iglesias murió como alternativa de nada cuando apareció en la entrega de los Goya vestido para la ocasión.


Sería deseable que el PSOE desapareciera y que desaparecieran todos los partidos. Por el bien de la humanidad. No es ninguna utopía. Se puede gobernar un país sin partidos políticos ni figuras mediáticas. No hace falta llamar a las urnas constantemente para elegir a nuevos idiotas que cacarean las tonterías de turno. Los políticos sobran. No hay que votarles. Hay que integrarlos en la sociedad y hacer de ellos personas de bien.

jueves, 8 de septiembre de 2016

La extraña pareja

En un famoso programa de televisión, que consiste en presentar a dos personas para ver si forman pareja, vi hace poco a dos chicos que me parecieron una joya ilustrativa de nuestra sociedad. En concreto, uno de ellos era gitano, el otro de raza blanca.  Los dos jóvenes protagonizaron una escena que se debería estudiar en sociología. El payo, en cuanto supo que su pretendiente era gitano, no dudó en afirmar que "él era muy gitano". Me hubiera gustado ver qué hubiera dicho ante un chino. Pero estaba ante un gitano y, claro, el chico se sintió gitano. Lo interesante es que el gitano no renunció ni un momento de su condición. Es más, proclamó su orgullo de ser gitano. Y yo me pregunté por qué diablos un blanco no puede afirmar que se siente orgulloso de ser blanco. Sin embargo, el payo terminó afirmando que "él era muy machista". Ante tamaña afirmación, el gitano se emocionó y comentó que eso era lo que él estaba buscando. Se puso más contento que si le hubiera tocado la lotería.

Recapitulemos: dos homosexuales, uno blanco y otro gitano, los dos machistas. Imaginemos ahora que un hombre blanco se presenta ante una mujer diciendo que es machista. Es más, imaginemos que un hombre de raza blanca se presenta en un programa diciendo que es de raza blanca y machista. La cosa ya empieza a cambiar. Pero si lo dice un gitano o un homosexual o, mejor aún, un gitano homosexual, se tolera e incluso produce gracia.

La extraña pareja es el típico "producto" de nuestros días. Los homosexuales, las mujeres y las razas diferentes a la propia, son venerados hasta la náusea. El progre huye de conceptos como "machismo" o "raza blanca", no solo huye, los combate. La idiotez extrema se alcanza cuando un progre tolera en un gitano o  musulmán aspectos como el machismo y no lo tolera bajo ningún concepto en un amigo suyo de toda la vida y que pertenece a la misma cultura que la suya. Para el progre vale más un gitano homosexual machista que un congénere de derechas.

miércoles, 13 de julio de 2016

Violaciones



“Ni un fascista en nuestras calles”. Ese lema se ha gritado en Pamplona en el último San Fermín. El ayuntamiento de la ciudad, muy sensibilizado en materia de feminismo, ha movilizado a todos los visitantes para rechazar el continuo manoseo de los juerguistas a las indefensas mujeres. Sin embargo, la realidad es más tozuda. Los gobiernos fascistas de turno, siempre procuraron castigar la violación de manera muy severa. En el caso alemán, podía suponer la pena de muerte para un soldado. Y la única realidad es que las hordas comunistas dejaron tras su paso por Alemania más de 200.000 niños nacidos de ultrajes a las indefensas alemanas. Imaginen cuál es la cifra real de violaciones por parte de, repito, las tropas comunistas. Las alemanas jamás pudieron manifestarse, so pena de fusilamiento. Pero es que ni siquiera la historia las ha reparado de ninguna manera. Al fin y al cabo, eran fascistas. Los comunistas no hacían distinción a la hora de consumar la violación, les eran igual de “útiles” tanto niñas como ancianas, de manera que, si eras mujer y salías a la calle, el riesgo de violación era prácticamente del 100%. Recientemente alemanas han vuelto a ser víctimas de violaciones por parte de inmigrantes. Que yo sepa, no ha habido ningún homenaje a esas mujeres en Pamplona. Para el feminismo moderno, un tocamiento de un pecho es más grave.  Los comunistas son bienvenidos en Pamplona. Sin embargo, yo siempre recordaré a las millones de alemanas ultrajadas, violadas en medio del terror de una guerra y no de una fiesta orgiástica de alcohol y drogas, que es en lo que se ha convertido San Fermín. 

El nuevo feminismo, con tufo antifascista, está siendo impuesto a la dócil población. ¿Y qué le importa a la oligarquía que combaten que se manifiesten una y mil veces contra el “machismo”? Cuánto más entretenida esté la masa con estas reivindicaciones, más satisfecha está la oligarquía que pretenden tumbar. Han convertido a la masa progre en el tonto útil más inofensivo de la historia de las revoluciones. 

Lo preocupante es que una masa pueda estar enfurecida por el manoseo a las mujeres y tolere alegremente la muerte de un toro desangrado en medio de una algarabía. En cuestiones de ética, el nuevo progresismo está echado a perder por completo. Uno de los pasatiempos favoritos de muchos reporteros extranjeros ha sido pasearse a lo largo y ancho de la geografía española para dar fe de la locura colectiva de las fiestas rituales españolas. Esa orgía sangrienta no pasó desapercibida en los años 30 ni a Ehrenburg (quien incitó a las hordas rojas a la violación con sus proclamas de 1945) ni al mismísimo Orwell, que nos visitó en plena guerra. Hoy en día siguen llegando periodistas extranjeros para dar crédito a nuestras diversiones. 

La tortura hacia los animales va acompañada siempre del consumo de alcohol y drogas. Este asunto me interesa mucho, porque las mismas autoridades que hacen campañas contra el alcohol y drogas, son las que dan el pistoletazo de salida de las fiestas del pueblo, embrutecido ya con el alcohol, incluidos menores. ¿No nos damos cuenta de que son las autoridades quienes permiten el descontrol del pueblo? ¿Quién es capaz de controlar a masas borrachas y drogadas? Atrapar violadores en ese contexto es tan sencillo como pescar con red de arrastre.

Es correcto perseguir la violación. Pertenece al terreno de lo criminal. Pero convertir al hombre en culpable por tocar pechos hace al ser humano indecente,  al lograr indignarlo por eso y no por la muerte sangrienta de toros, tan inocentes como la más inocente de nuestras mujeres. Otro día escribo sobre en qué se está convirtiendo el animalismo. Hoy ya no puedo. 

miércoles, 29 de junio de 2016

Votantes subnormales

Ayer recibí este mensaje. Tras haber perdido las elecciones nuevamente, la izquierda se retuerce de rabia. Como no encuentran explicación posible a su derrota, recurren al insulto. Sin embargo, tras este aserto, “Llego a saber lo subnormales que sois y hago elecciones”, en boca de, cómo no, Franco, se esconde toda una estrategia. Uno se pregunta qué sería de la izquierda sin el generalísimo. Pues muy poca cosa. La excusa de Franco es eterna. El dictador ha servido más a sus enemigos que a sus partidarios. Los réditos que le siguen sacando no son despreciables. La Ley de la Memoria Histórica, que cuanto más a la izquierda se esté más se quiere endurecer, es la demostración. La izquierda no quiere pasar página. La izquierda saca la mierda de hace décadas para obtener más poder. La izquierda insulta a los españoles cuando no gana. Incluso no ganando, como es el caso de donde gobierna, como Madrid, Barcelona, Valencia o Andalucía, la izquierda se cree legitimada por el pueblo. La izquierda saca los trapos reivindicativos en los balcones de los ayuntamientos (“Refugees Welcome”) y los hace extensibles a su pueblo. Pero ellos no representan al pueblo. Sus artimañas para pactar incluso con sus enemigos son bien conocidas.

Cuando la izquierda no puede gobernar se debe a que el pueblo es subnormal. Y, si gobierna sin mayoría, el pueblo es sabio. Con semejante panorama, uno entiende que en este país haya habido una guerra civil, de la que estamos a punto de celebrar su 80 aniversario.

Por fin tenemos la prueba de que el sistema educativo español no funciona:  un reciente estudio proclama que el votante de Podemos es mayoritariamente universitario. No solo nos indica el fracaso del sistema educativo, nos constata a su vez que se puede ser universitario y manipulable a la vez.


Los votantes de Podemos se dejan manipular con la misma facilidad que a quienes critican con tanta vehemencia. Los líderes del nuevo partido comunista se jactan de lo logrado en apenas 2 años. Sin embargo, vivimos en la era de la inmediatez. Conseguir un avance político en meses no es un logro suyo, es un logro de nuestra era. La propaganda política no es un invento nuevo, pero sí la televisión e Internet. Si una persona solo ve determinados programas y vive en Internet en un entorno propicio, podrá ser convencida de cualquier cosa. Incluso de que, cuando no triunfa su partido, es porque en España solo votan subnormales. Por cierto, el término “subnormal” era el empleado en la España de Franco para referirse a lo que ellos llaman, solo en los platós de televisión, “discapacitado intelectual”. Es un término ya en desuso. Si siguen empeñados en comparar lo que no les gusta con el fascismo, es válido comparar sus métodos con la checa.

jueves, 24 de marzo de 2016

Conciencia social falsa

“Me has decepcionado, César Cadaval”, he podido leer en una red social tras la publicación de una fotografía del humorista con un guepardo recién abatido. Nunca he sido partidario de las llamadas “Redes Sociales”, que han acabado siendo un terreno vulgar en donde la gente lanza exabruptos de moda o fotografía su día a día hasta la nausea. Pero qué cabe esperar del populacho. Los que ahora se dedican a masacrar al famoso de turno, hace no mucho acudían a las ejecuciones públicas con entusiasmo. Aparentemente es menos nociva su última afición. Lo que no me cuadra mucho es que los propios famosos, celebrities, o como quiera llamárseles, se adhieran a la tonta costumbre de las redes sociales. ¿Para qué tiene una red social un famoso si su red social siempre ha sido la misma prensa? Bien, esto solo nos confirma que las celebrities son tan tontas como la masa. Nada más. Y hete aquí, que de vez en cuando, el famoso comete un “error” y termina publicando una foto con un guepardo muerto, como es el caso de César Cadaval.  Para que el hecho en sí se convierta en “viral” y la chusma termine abominando el caso, tiene que haber otro famosete con miles de seguidores que lo repruebe. Y, eso es todo, el asunto termina en la prensa y con la ralea entretenida por unas horas. 

Reconozco que he tenido suerte con mis ídolos. Ninguno me ha decepcionado por completo. Por eso son ídolos. Tengo amigos a los que les gusta Joaquin Sabina pero que son contrarios a las corridas de toros, al contrario que él. Las opiniones de los escritores e intelectuales suelen acabar casi siempre en decepción. Pero no es mi caso. Todos mis ídolos son perfectos para mi. Pero tengo el suficiente fuste como para intuir la personalidad de alguien como César Cadaval. Su actitud no me ha decepcionado, entra simplemente en una posibilidad. Por tanto, seguiré disfrutando de su humor sin ninguna merma sobre lo que el personaje me sugiere. Es lo que tiene ser animalista desde hace más de veinte años. El postureo progre de red social es lo que no me creo en absoluto. ¿Pero realmente alguien cabal se puede creer que de repente esta España se ha convertido de la noche a la mañana en defensora de los derechos de los animales? La misma España que se echa a las calles descontrolada por el alcohol para torturar animales, año tras año, no puede cambiar tan pronto. Es imposible. Lo que me lleva a sospechar que el pretendido humanismo barato que rezuma por los medios de comunicación no es más que la quinta esencia del oportunismo, la zafiedad y la mentira más absoluta. 

No se crean esa defensa a ultranza de los derechos humanos ni de animales que nos inunda por todas partes. Es mentira y, lo que es peor, es peligrosa. Si el próximo 7 de julio en Pamplona se dejan de correr los San Fermines juro que me hago un selfie con morritos, metiendo tripa y con el lema “Welcome refugees”. Mientras tanto, seguiré disfrutando de César Cadaval con las mismas expectativas que tenía de él antes del infortunado incidente. 

viernes, 18 de marzo de 2016

Venganza histórica




Existe una institución oficial para la vivienda llamada“Rosa Luxemburgo”. No muy lejos hay otro centro cultural llamado Simone de Beauvoir. Recientemente los ayuntamientos de Madrid y Barcelona, gracias a la Ley de la Memoria Histórica, se han propuesto eliminar todo vestigio franquista de sus calles. No me parecería mal si se decidiera no poner nombres de ilustres a las calles. Pero si se elimina a, pongamos por caso, Agustín de Foxá, pero mantenemos a Santiago Carrillo no estamos hablando ya de “memoria” sino de venganza histórica. 

Los ciudadanos terminan por ignorar quién fue el ilustre que tienen por calle. Pero los políticos no. Por eso mismo se debería impedir que los políticos nombrarán las calles. Porque no se trata de homenajear sino de derrotar a otros. Y ese eterno espíritu de revancha o cesa, o nos enzarzamos eternamente en ridículas disputas. Tiene verdadera guasa que una sociedad admita el nombre “Rosa Luxemburgo” para gestionar viviendas cuando el régimen comunista "repartió" a los obreros viviendas que eran de risa. Es como llamarle "Nowa Huta". 

Veo a un grupo de mujeres gritando consignas feministas. Se supone que vociferan a alguien,  no se sabe muy bien a quién. Las  cajas que llevan en sus cabezas son tan ridículas como sus consignas. Una de ellas lleva escrito “no nos morimos, nos matan!”. Además de víctimas del machismo, la mujer también es víctima del extremismo ideológico de nuestros días.  Todas las sociedades terminan alcanzando un extremismo brutal cuando tienen que defenderse. Alemania lo hizo en 1943 con la celebre consigna “Guerra Total”. China con la Revolución Cultural. Y nuestra ingenua democracia lo está haciendo ahora con el extremismo de los derechos humanos. En los últimos años la población está siendo convenientemente azuzada haciéndole creer que está perdiendo derechos, o que aún quedan muchos por conseguir. La globalización ha conseguido incluso que nos preocupemos más por el sufrimiento a miles de kilómetros que por el nuestro propio.

Recojo un folleto de una formación comunista e independentista. Entre sus consignas, cómo no, “feminismo en primera línea”, “apoyo de artistas locales”, “ecología”, “memoria histórica” y la última de las monsergas sociales, la “homolebotransfobia” (sic). Llegados a este punto, no me extraña en absoluto ver a un modelo masculino vestido de mujer, pretendiendo una normalidad que al final alcanzarán.




miércoles, 9 de marzo de 2016

13 Minutos de lo mismo de siempre


La película Das Experiment (El experimento) de Oliver Hirschbiegel trataba de analizar la respuesta de los seres humanos en cautiverio. En realidad pretendía ser una prueba de cómo la masa puede caer en el comúnmente llamado “fascismo”. A mi me pareció una tontería  que mostraba a unos tontorrones estudiantes. Años después con El hundimiento, el director mostró al público a un Hitler “humano”, lo que motivó ríos de tinta. 

En su última película 13 Minutos, Hirschbiegel relata el atentado contra Hitler de 1939.  Al final de la película, el espectador debe sufrir el ahorcamiento de un malvado nazi. Y el autor nos obliga a observar el interminable pataleo del reo hasta que cesa. Para hacer la escena más repulsiva, un cámara del régimen nazi graba el acontecimiento. ¿Alguien ha visto esa grabación real?: Nadie, claro. 

Durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados hicieron una película falsa en la que se veían supuestas ejecuciones y la hicieron circular afirmando haberla obtenido de la resistencia alemana. Muchos creyeron en la veracidad de aquella filmación. 

13 Minutos es una película del género “los nazis son demonios” pero lo hace extensible a toda la población alemana. Por tanto, es una película anti alemana. El director utiliza un recurso extremadamente fácil, como es presentar de nuevo la crueldad nazi-alemana para garantizarse un éxito seguro internacionalmente. Nadie en EEUU, Francia o Gran Bretaña osará criticar la película. Sin embargo, estamos sobrados a estas alturas de ese género. No es necesario recordar lo que ya sabemos. 

Me preguntó si Hirschbiegel tiene pensado realizar una película sobre los bombardeos de Alemania o, más concretamente, de Dresde. Si tiene pensado realizar una película sobre las violaciones a niñas, ancianas y mujeres al término de la guerra. Si tiene pensado realizar otra sobre el mayor éxodo de refugiados en penosas condiciones de alemanes tras la guerra. También podría realizar otra sobre las torturas que sufrieron los alemanes, otra sobre la hambruna que sufrieron…. como vemos, material tiene de sobra. Sin embargo Hirschbiegel recurre de nuevo al fácil recurso de los malvados nazis. 

Hirschbiegel: eso ya no cuela. No vale. 

lunes, 8 de febrero de 2016

De Cerdos y titiriteros


No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales, asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro.”

La cita aparece al final de “Rebelión en la Granja” de George Orwell. Se trata de una novela corta que todos conocemos. Está adaptada incluso para niños. Tendemos a adaptar a los autores a nuestros propios criterios. Y Orwell lo mismo entusiasma a la extrema izquierda que a la extrema derecha. Todos extraemos sus frases y nos encantan. Sin embargo, las palabras de Orwell no dejan lugar a duda: los políticos se acomodan y aquello que prometían con nitidez lo terminan transformando en complicados galimatías ininteligibles. 

Pues bien. Ya tenemos transformado al último cerdo. Pablo Iglesias, que acostumbra visitar al Jefe del Estado con camisa abierta, ha acudido a una gala de cine con esmoquin. Evidentemente, la indumentaria, precisamente de lo que más se habla, es lo de menos. Lo importante es el acto en sí. Nuestro Pablo Iglesias, presentado a sí mismo como el máximo baluarte del cambio, como el máximo baluarte contra la corrupción, asiste a un acto repleto de personajes en donde el corporativismo es marca de la casa. No existe un gremio más cerrado, con más amiguísimo ni con más tufo a corrupción que el mundo de los artistas. El mundo de los titiriteros contemporáneos es lo más alejado del pueblo que nuestra sociedad pueda tener. Los artistas actuales son tratados con un respeto desmedido solo porque nos entretienen. Su comportamiento arrogante y egoísta es incompatible con un mundo igualitario porque ellos mismos aceptan ofrendas y beneplácitos con una avidez propia del capitalismo que nuestro Pablo Iglesias denuncia con tanto ahínco. Pero Pablito, en su afán por conquistar el poder, está dispuesto a representar cualquier papel que le sea propicio. 

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona no elegida por mayoría, acaba de pedir la libertad para unos titiriteros, detenidos por promulgar loas a ETA. La alcaldesa alega el manido y millones de veces repetido eslogan “Libertad de expresión”. Sin embargo, no me consta que la Colau se haya pronunciado a favor de Pedro Varela, encarcelado por vender libros. Claro, la libertad de expresión es solo lo que ella, el comunismo y el liberalismo quieren. Nada más. 

Es verdad. El pueblo tiene mala memoria. Pero con Podemos, Pablo Iglesias, Ada Colau y demás adláteres, el pueblo tiene amnesia.