martes, 29 de noviembre de 2016

Fidel y Franco


En esa televisión de desinformación llamada La Sexta, vi un debate sobre la muerte de Fidel Castro. Un joven lo describió con admiración. Y, mientras lo hacía, no pude evitar pensar que el joven estaba loando a Franco. Lo único que había que eliminar de su vocabulario era la palabra “revolución”. Dijo que el Comandante hizo mucho por la educación y la sanidad. Y cuando el joven era rebatido, defendió al dictador aduciendo que el pueblo cubano había sufrido un embargo terrible. Y volví a recordar a Franco, cuyo régimen sufrió uno de los mayores aislamientos internacionales que se recuerdan. 

Si el joven admirador de Castro fuera consecuente, debería sentir también admiración hacia Franco. Al fin y al cabo, bajo un aislamiento terrible logró eliminar los índices de analfabetismo y aumentó considerablemente el bienestar de su país. También Franco creó, o mejoró,  la Seguridad Social. 

Sin embargo, el famoso programa de La Sexta, una vez finalizadas las loas al Comandante Fidel, volvió a cargar contra Franco apelando a la famosa Ley de la Memoria Histórica. Es un despropósito y una aberración intelectual. Pero la realidad es que Franco tuvo simpatías hacia el pulso castrista al imperialismo yanqui. Por eso, Franco mantuvo las relaciones políticas y económicas con Castro y no se sumó al embargo. Cuando murió Franco, Fidel Castro decretó tres días de luto en Cuba. No se habló de nada de eso, por supuesto. También me consta que Castro recibió en una ocasión a un grupo falangista. Uno de los falangistas lo cuenta a menudo. 


Los que se entusiasman con Fidel son personas ancladas en el siglo XX. No son modernos. Siguen hablando de revoluciones. Otro aspecto común en Franco y Fidel es que ambos asaltaron el poder por la fuerza. Solo que Franco es odiado por ello y Fidel no. Sin embargo, en este anacronismo tenemos la clave de la política actual.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Trump

Donald Trump se ha convertido en presidente del país más poderoso del mundo. ¿Pero qué sabemos nosotros sobre el sistema político  de EEUU? Nada. Absolutamente nada. Pregunten a todos y cada uno de los que se encuentran en este momento haciendo análisis sobre el resultado y obtendrán un vacío absoluto. Por tanto, quienes echan pestes contra Trump no saben lo que están haciendo. Simplemente, repiten las consignas de Internet y de los medios de comunicación. La cuestión para ellos es bien sencilla: Trump malo, Clinton buena. España tiene una larga tradición de odio hacia EEUU. El mundo progre siempre se ha encargado de presentar a los EEUU como imperialismo capitalista. Y así es, por supuesto. No puede ser de otra manera puesto que los EEUU ganaron la última guerra mundial. Sin embargo aquella guerra también la ganó la Unión Soviética y no se oye a ningún progre despotricar contra el imperialismo comunista. Quizá sea gracias a los EEUU y a la Alemania derrotada el que Europa entera no se convirtiera en el mayor campo de concentración de la historia. 

Lo cierto es que urge acabar con la guerra de Siria, algo que quienes bendicen a Hilary Clinton parecen no tener en cuenta. La política de Obama con respecto a Siria ha sido ambigua y poco vinculada a terminar el conflicto. Al contrario, la guerra se eterniza y Europa se ve obligada a recibir masas de refugiados, cuya lastimosa vida se ha convertido en moneda de cambio de la política. Trump ha dado muestras de colaboración con Putin, que ha sido el único líder que ha actuado. Por tanto, si Trump y Putin logran pacificar Siria y la región, habremos obtenido un beneficio inmenso. Que Trump sea un mujeriego machista, que sea una figura ciertamente cómica, que de repulsión a las masas, es lo de menos. 

Lo importante para Europa es que finalice la guerra en Siria cuanto antes y se frene la lastimosa situación de los refugiados utilizados por los medios para desinformarnos. 


De momento, por lo menos nos hemos librado de los consabidos reportajes sobre “la primera mujer presidenta del país más poderoso del mundo”. Y eso es mucho. Mucho.