miércoles, 23 de diciembre de 2015

Los principios de neolengua

“Neolengua era la lengua oficial de Oceanía y fue creada para solucionar las necesidades ideológicas del Ingsoc o Socialismo Inglés. En el año 1984 aún no había nadie que utilizara la neolengua como elemento único de comunicación, ni hablado ni escrito…

Se esperaba que la neolengua reemplazara a la vieja lengua (o inglés corriente, diríamos nosotros) hacia el año 2050. Entretanto iba ganando terreno de una manera segura y todos los miembros del Partido tendían, cada vez más, a usar palabras y construcciones gramaticales de neolengua en el lenguaje ordinario. 

La intención de la neolengua no era solamente proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de los devotos del Ingsoc, sino también imposibilitar otras formas de pensamiento. Lo que se pretendía era que una vez la neolengua fuera adoptada de una vez por todas y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento herético, es decir, un pensamiento divergente de los principios del Ingsoc, fuera literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el pensamiento depende de las palabras. Su vocabulario estaba construido de tal modo que diera la expresión exacta y a menudo de un modo muy sutil a cada significado que un miembro del Partido quisiera expresar, excluyendo todos los demás sentidos, así como la posibilidad de llegar a otros sentidos por métodos indirectos. "
He recordado estos magníficos pasajes de la gran obra de Orwell, 1984, al ver en televisión un reportaje sobre las nuevas palabras aceptadas por la RAE en 2015. Directamente al leerlas he pensado que están destinadas a cercenar el cerebro de los ciudadanos. No puede ser que un ciudadano normal pronuncie “otubre” queriendo decir “octubre” o, directamente admitir el inculto “asín” en nuestro diccionario. Terminar hablando así es, sin ninguna duda, terminar aceptando la neolengua de nuestra democracia. Para darle más imbecilidad al asunto, se organiza un concurso en donde cada ciudadano puede cumplir su sueño de que la RAE le admita la palabrita… si, esas palabritas que uno de tus amigos siempre repite porque se la ha inventado y piensa que es tan ingenioso… pues si, tu pesado amigo puede ser aupado al altar de la RAE. Ahí queda eso. Menos mal que ante tanta pobreza intelectual, nos queda Orwell. Bendito Orwell.