miércoles, 29 de junio de 2016

Votantes subnormales

Ayer recibí este mensaje. Tras haber perdido las elecciones nuevamente, la izquierda se retuerce de rabia. Como no encuentran explicación posible a su derrota, recurren al insulto. Sin embargo, tras este aserto, “Llego a saber lo subnormales que sois y hago elecciones”, en boca de, cómo no, Franco, se esconde toda una estrategia. Uno se pregunta qué sería de la izquierda sin el generalísimo. Pues muy poca cosa. La excusa de Franco es eterna. El dictador ha servido más a sus enemigos que a sus partidarios. Los réditos que le siguen sacando no son despreciables. La Ley de la Memoria Histórica, que cuanto más a la izquierda se esté más se quiere endurecer, es la demostración. La izquierda no quiere pasar página. La izquierda saca la mierda de hace décadas para obtener más poder. La izquierda insulta a los españoles cuando no gana. Incluso no ganando, como es el caso de donde gobierna, como Madrid, Barcelona, Valencia o Andalucía, la izquierda se cree legitimada por el pueblo. La izquierda saca los trapos reivindicativos en los balcones de los ayuntamientos (“Refugees Welcome”) y los hace extensibles a su pueblo. Pero ellos no representan al pueblo. Sus artimañas para pactar incluso con sus enemigos son bien conocidas.

Cuando la izquierda no puede gobernar se debe a que el pueblo es subnormal. Y, si gobierna sin mayoría, el pueblo es sabio. Con semejante panorama, uno entiende que en este país haya habido una guerra civil, de la que estamos a punto de celebrar su 80 aniversario.

Por fin tenemos la prueba de que el sistema educativo español no funciona:  un reciente estudio proclama que el votante de Podemos es mayoritariamente universitario. No solo nos indica el fracaso del sistema educativo, nos constata a su vez que se puede ser universitario y manipulable a la vez.


Los votantes de Podemos se dejan manipular con la misma facilidad que a quienes critican con tanta vehemencia. Los líderes del nuevo partido comunista se jactan de lo logrado en apenas 2 años. Sin embargo, vivimos en la era de la inmediatez. Conseguir un avance político en meses no es un logro suyo, es un logro de nuestra era. La propaganda política no es un invento nuevo, pero sí la televisión e Internet. Si una persona solo ve determinados programas y vive en Internet en un entorno propicio, podrá ser convencida de cualquier cosa. Incluso de que, cuando no triunfa su partido, es porque en España solo votan subnormales. Por cierto, el término “subnormal” era el empleado en la España de Franco para referirse a lo que ellos llaman, solo en los platós de televisión, “discapacitado intelectual”. Es un término ya en desuso. Si siguen empeñados en comparar lo que no les gusta con el fascismo, es válido comparar sus métodos con la checa.