
La televisión pública, en manos de PSOE y Podemos, se ha convertido en un ente orwelliano donde se adoctrina a cada segundo. A diario bombardean con la ideología de género, con las bondades de la inmigración, el cambio climático (antiguamente llamado "Calentamiento global") u honran los postulados de Potsdam de 1945 mediante toda su factoría propagandística.
Advierte Koestler: "El Partido no se equivoca jamás. Tú y yo podremos equivocarnos. Pero el Partido, no. El Partido, camarada, es algo mucho más grande que tú y que yo y que otros mil como tú y como yo. El Partido es la encarnación de la idea revolucionaria en la Historia. La Historia no tiene escrúpulos ni vacilaciones. Inerte e infalible, corre hacia su fin. A cada curva de su carrera deposita el fango que arrastra y los cadáveres de los ahogados. La Historia conoce su camino. Nunca se equivoca. El que no tiene un fe absoluta en la Historia no debe estar en las filas del Partido".
André Gide reflexiona al respecto: "No cabe duda de que si todos los ciudadanos de un Estado pensaran lo mismo resultaría más cómodo para los gobernantes. Ahora bien, ¿quién ante semejante empobrecimiento, se atrevería aún a hablar de "cultura?"
Legislan la historia, y osan crear comisiones de la verdad, a imagen y semejanza del orwelliano Ministerio de la Verdad. Y, sin embargo, la Verdad queda abolida, no permite desviaciones. Cuidado con quienes aseguran que la historia la escribes tú, "podría suceder que se llegue a producir una nueva raza de hombres que carezcan de toda aspiración a la libertad, del mismo modo que se podría crear una raza de vacas sin cuernos", como dijo Orwell.