lunes, 30 de abril de 2018

De manadas y turbas



Ya sabíamos que España está dominada por la idiotez. La idiotez es fácilmente extensible cuando la crítica desaparece. En la era de las comunicaciones de consumo elevar la indignación es sencillo. Basta enviar un mensaje por un dispositivo móvil. La penúltima gilipollez patria está siendo la condena por parte de la masa a unos acusados de violación en (y esto es importantísimo)  unas fiestas de San Fermín en Pamplona. Recalco la importancia de San Fermín porque allí es donde converge la mayor parte del problema. Las fiestas populares, Pamplona a la cabeza, se han convertido en la juerga subvencionada en donde se permite a los ciudadanos barra libre sin control y vulgaridad a raudales. Son los políticos de turno quienes dan el pistoletazo de salida a una orgía de alcohol y drogas, esas que tanto condenan en campaña electoral, pero que fomentan, incluso en menores de edad, en los días de fiesta dedicadas al patrón de turno. Y hete aquí, que cuatro individuos decidieron ir a la meca de la estupidez subvencionada, en busca, claro, de sexo drogas y rock and roll. ¿Pretende Pamplona atraer a su fiesta masas de turistas cultos dispuestos a debatir sobre literatura e historia? No, a Pamplona va la borregada a desmadrarse en público. Lo que quizá no sabían los cuatro detenidos cuando decidieron pasar una juerga histórica (vaya si lo fue) es que Navarra acababa de estrenar un nuevo gobierno de coalición sostenido por Podemos y la izquierda independentista vasca. Lo que ignoraban los cuatro detenidos es que el nuevo gobierno iba a la caza y captura del violador machista. Y cazó y capturó, claro. El que busca encuentra. Pamplona era una ciudad grabada, centímetro a centímetro. Y la caza tuvo lugar. Y, una vez presentados los detenidos a la masa acrítica, la masa enjuició. Fin del asunto. No hay más. 

Y, otra vez más, la izquierda echa a la masa a las calles, indignadas como si no hubiera un mañana. Por supuesto, no hay que culpar a la masa, pobrecita. La indignación popular está perfectamente dirigida. ¿Cómo no explicarlo así cuando existen casos ciertamente de peor calado que la masa ignora? A todos los que nos gusta informarnos sabemos que existen casos de violaciones y de violencia que apenas tienen calado en la prensa porque los cometen los protegidos de la izquierda, los que son recibidos con pancartas del tipo “Refugees Welcome”.

No es nada nuevo. Sucedió algo parecido durante la II República, esa misma república criminal que tanto adoran los que ahora se manifiestan por las calles. Se ocultan crímenes terribles y se ensalzan otros de menor calado. Siempre que tengo ocasión lo repito: ¿por qué la izquierda no condena las violaciones del ejército rojo en Berlín en 1945? El colmo viene cuando el Frankfurter Allgemeine Zeitung, el principal diario alemán, ha criticado la sentencia de la  Manada. ¿Desde Alemania nos pueden dar lecciones? Alemania, un país ocupado y desarraigado que acepta violaciones masivas (no ya en 1945, en la actualidad), no puede dar lecciones de nada. Alemania no es un país. Es un experimento raro que los vencedores de 1945 impusieron. Y el experimento es el que vemos hoy. Por tanto, lecciones las justas. 

Los años de educación del PSOE, PP y los partidos nacionalistas han dado su resultado. Ya tienen aquí lo que querían: masas desinformadas dispuestas a la fácil indignación. No se comprende cómo ninguna masa sale a la calle cuando la matan (reciente atentado de Barcelona con 13 muertos) pero se manifiesta con una ira terrible cuando alguien dice que los niños tienen pene o cuando son condenados a nueve años cuatro individuos que fueron a Pamplona a lo que se va en los últimos años. 

En todo caso, ya no hace falta cambiar de gobierno. El Partido Popular claudica tembloroso ante cualquier manifestación. Los jubilados y las feministas lo acaban de hacer. ¿Para qué tener un gobierno de izquierdas si el mismo PP les hace la labor?

domingo, 22 de abril de 2018

La ley de la amnesia histórica


"Se suele decir que la historia la escriben siempre los vencedores, pero en el caso de la guerra civil española quienes más la han hecho han sido los simpatizantes de los perdedores. No cabe duda de que la derrota de nazis y fascistas en la segunda guerra mundial ha tenido mucho que ver con ello." (Antony Beevor, La Guerra Civil Española).

Cualquier aficionado al cine español puede observar que, en la mayoría de las películas de los años del franquismo aparece la leyenda "Película acogida al crédito sindical". En la actual caza de brujas de todo vestigio franquista, en donde se arma a las comunidades de vecinos para que arranquen ellos mismos las placas de los edificios construidos en la época de Franco, no sería de extrañar que a algún botarate se le ocurriera que estas leyendas deben de desaparecer de esas películas. Aunque la sinrazón actual puede llevar también a la destrucción absoluta de esas películas. El precedente destructor ya existió. Los americanos destruyeron Alemania entera. A ellos les importaba un comino destruir Europa hasta dejarla en ruinas. Destruyeron las obras de artistas como Arno Breker, hicieron imposible la vida a Leni Riefensthal e hicieron ver al mundo que el mayor poeta del siglo XX, Ezra Pound, estaba en realidad loco. Los temores de Orwell de que Franco destruyera para siempre la versión republicana de la Guerra Civil Española, han sido por fin invertidos: nuestra democracia destruye poco a poco todo vestigio franquista. Quieren que ni se recuerde. Hay que borrarlo de la faz de la tierra de una vez por todas. Y lo están consiguiendo. Pero tienen un muro infranqueable: muchos españoles poseen libros y memoria suficiente para que no lo consigan.

Con la Ley de la Memoria Histórica la historia no la escriben los ganadores o perdedores: la historia se borra y es el propio pueblo, convenientemente adoctrinado, quien se encarga de hacerlo. ¿Qué comunidad de vecinos se atreve a mantener en su fachada el emblema de Falange?

El resultado de legislar la historia es el que vemos: una población que cree que la 2 República fue un vergel de libertades, la tierra soñada. El resultado es un nuevo engaño. No hay mas que ver los nuevos cargos surgidos: concejalías para la igualdad, para los ciudadanos o concejalías para la memoria histórica. Gentuza que no ha leído un libro de historia en su vida y que ostenta cargos gracias a que existió Franco.

La imagen de una reunión de vecinos discutiendo la eliminación de las placas franquistas es un esperpento. Todos tienen claro la maldad de Franco pero ninguno sabe lo que fue una checa. Ninguno conoce la persecución atroz que sufrieron miles de católicos, ninguno conoce que el antifascismo surgió en España antes que el propio fascismo. Es lo que lleva a la alcaldesa de Barcelona a llamar "facha" a un militar que murió antes de la aparición del propio fascismo para eliminar su nombre de una calle y sustituirlo por el de cualquier payaso que le gusta.


viernes, 13 de abril de 2018

Másters


La casta política ha instaurado en la sociedad un nuevo entretenimiento, esta vez un máster de la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, del Partido Popular, claro. En vez de discutir la necesidad de acumular másters, que no son más que negocios de las universidades, la oposición comunista maneja el asunto para derribar a la presidenta. Que la casta política esté abarrotada de mentiras en sus currículos es lo de menos. Lo importante es el acoso y derribo de una nueva víctima de la derecha.

En España hay tantos universitarios que ya no es posible encontrar trabajadores como peones, barrenderos, matarifes o cuidadores de ancianos. No hay problema claro, los importamos de otros países y nuestros universitarios salen del país porque aquí ya hay demasiados abogados y dentistas. Estamos pagando las consecuencias de las políticas educativas del PSOE.

El complejo patrio de no tener título universitario se ha superado con creces. Aquí hasta el más tonto tiene uno. No hace falta ser inteligente para obtener uno, basta con tener buena memoria o repetir hasta la saciedad cursos. El resultado es un país de idiotas con título.

A la caída de Cristina Cifuentes debería seguir la de prácticamente todos los partidos políticos, en cuyas filas ha habido candidatos con toda clase de mentiras académicas. Políticos que durante años han acumulado fortunas como presidentes de Cajas de Ahorro, directores generales de no se sabe qué, concejales de pueblo y demás ralea. El problema es que aquellos que dijeron combatir la casta viven plácidamente de lo que abominaban. Aunque más grave es que la masa les haya creído o se hayan aferrado a ellos como mal menor.

El problema no es la licitud del máster de Cifuentes. El problema es quienes pretenden sustituirla están dispuestos a las más sucias argucias para conseguirlo. ¿Cómo es posible que unos políticos que obran como gánsters nos puedan gobernar? De su capacidad para engañar a los ciudadanos depende.

El Partido Popular es un partido pusilánime que irá desapareciendo. El PSOE seguirá la estela de su homólogo francés. La izquierda comunista en Europa solo se sostiene en España, que es un país que sigue la falsa doctrina de que cualquier cosa que no sean ellos es fascismo. Los nuevos pujantes serán los partidos nacionalistas, en donde tiene cabida el comunismo y la derecha. Son capaces de hacer alianzas contra natura para lograr sus objetivos. Son capaces de convencer al más tonto de que su pueblo tiene una entidad tan diferente que son en realidad un país.


domingo, 8 de abril de 2018

Schleswig-Holstein


El destino no ha podido ser más irónico. Tras la muerte de Hitler, Schleswig-Holstein se convirtió en la última capital del Tercer Reich. Allí fueron apresados los dirigentes de lo que quedaba de Alemania. El joven arquitecto de Hitler, Albert Speer sería condenado a veinte años de prisión. El sucesor del Führer, Karl Dönitz a diez años. Jodl fue ejecutado en la horca, aunque rehabilitado a título póstumo.

Ha querido el destino que sea precisamente un juez del land de Schleswig-Holstein quien haya dejado en libertad al prófugo Puigdemont. Se internacionaliza la pantomima catalana, sarcásticamente unida a Schleswig-Holstein, que acabó en los famosos juicios de Nuremberg, orgullo y ejemplo del nuevo Occidente.

Puigdemont está coincidiendo en su fuga con lugares históricos e icónicos de nuestra civilización. No parece un hombre de dimensiones históricas pero transita por Waterloo, Schleswig-Holstein y Berlín. Pisa los lugares que acabaron con los sueños de Napoleón y de Hitler. Nada más y nada menos.