jueves, 20 de abril de 2017

El esqueje

 
   El presidente del gobierno vasco acaba de rendir pleitesía a Auschwitz, como hacen todos los mandatarios y líderes del mundialismo. Allí ha dejado un esqueje del sagrado árbol de Guernica. Dos símbolos de la cultura moderna, hermanados por fin. Hace no mucho, Otegui, ese fallido Mandela vasco, afirmó en una entrevista que ya era hora de olvidar el pasado y pasar página, en referencia a la banda ETA. Olvidar y pasar página es lo que le gusta hacer a comunistas y liberales... con su propio pasado. Pero ellos nunca olvidan el "otro" pasado, el que tanto les gusta y les da de comer, el "fascista". Es alucinante.

   Y ahí tenemos al lehendakari vasco, posando con cara compungida mientras planta un árbol en el mayor símbolo de los ganadores de la 2 Guerra Mundial, como si él también hubiera vencido a nazis y fascistas malos. La historia nos sirve para justificarnos, pero nunca para salvar  la verdad. Por eso, el PNV ha olvidado que, en plena Guerra Civil Española, trató de negociar con los fascistas italianos para evitar hacerlo con Franco. Los polacos también tratan de borrar su pasado antisemita (como los franceses) para seguir computándoselo a los nazis.  

   Guernica es un símbolo mundial (digamos mejor, "mundialista") porque el bombardeo tuvo lugar mientras Picasso pintaba un horrible cuadro para una expo universal. Y, como dijo Dalí, "Picasso es comunista". ¿Qué cuadro pintó Picasso para Dresde? Supongo que, de hacerlo, no cabría en un museo. Ni en nuestras conciencias.

domingo, 2 de abril de 2017

De Sabino Arana a Urkullu


No es lo mismo un partido político hoy que hace 40 o 100 años. La forma que tienen de adaptarse a los tiempos es asombrosa. Se trata de su supervivencia. Por eso vemos que hacen el ridículo a menudo. En realidad no evolucionan en vanguardia, sino que imponen el liberalismo por todos los medios. Si la sociedad rechaza el mundialismo se la ataca insultándola con estratagemas del tipo “populismo”. Y no tienen ningún remilgo en recordar a los nazis, a los fascistas y guerras pasadas. En realidad el pasado les sirve para amordazar a la población.

Del Sabino Arana al Urkullo de la fotografía media más de un siglo. ¿Por qué damos por hecho que un partido como el PNV pueda “evolucionar” de semejante manera y no lo toleramos, pongamos por caso, en el NSDAP? ¿Por qué aceptamos que los nacionalistas racistas de ayer sean los nuevos benefactores de la integración racial? ¿Por qué aceptamos que los comunistas sigan siendo los defensores de los derechos humanos?

La mejor arma que tienen los partidos liberales del momento es la indignación, digamos “positiva”, de la población. De hecho, indignar a la población es muy sencillo. Basta con mencionar a Franco o a Hitler. Y ya está. Tomemos como ejemplo un autobús que recientemente ha sido vapuleado por la masa (especialmente universitarios, el dato es importante) por afirmar que los niños tienen pene. En realidad la afirmación no es ofensiva pero si decimos que  afirmar que los niños tienen pene es franquismo, logramos que un sector vocinglero salga a las calles con el mismo espíritu combativo  que  el 18 de Julio de 1936.


Curiosamente quienes defienden la integración de personas profundamente religiosas son los mismos que han llegado a la conclusión de que los niños no tienen pene. Cómo el sistema ha podido ser capaz de crear semejante engendro lo dejamos para la sociología del futuro.