miércoles, 22 de agosto de 2018

El decretazo


El PSOE, con su presidente okupa a la cabeza, va a valerse de un decreto-ley para poder desenterrar a Franco del Valle de los Caídos. Curioso que para poder sacar a un "dictador" (así le llaman) tengan que recurrir a métodos dictatoriales. Bien pensado no es curioso. La forma de gobernar de la izquierda siempre ha sido dictatorial. No conocen otra cosa que la prohibición. Cuando sienten una rabia profunda siempre recurren a la prohibición. A muy pocos españoles les ha preocupado en los últimos 40 años dónde descansan los restos de Franco. Pero el PSOE cuando está en horas bajas siempre recurre al fascismo como eterno enemigo a batir. Quieren hacernos olvidar que fue el fascismo el que le liquidó. Y si algo se debe agradecer a Franco es el no haber permitido que durante sus cuarenta años de gobierno existiera ese esperpento llamado PSOE. Reconozco que tuvo que ser bien bonito vivir sin ese partido corrupto y manipulador.

Acabo de pasar unos días en Rusia. No pude ver la momia de Lenin, ni la tumba de Stalin, porque a diario las filas para hacerlo eran interminables. Estamos hablando de dos de los mayores asesinos de la historia. Franco al lado de ellos es una mera anécdota. Sin embargo, Franco fue el único que derrotó al comunismo. Solo por eso, ya merece un respeto que ahora se le niega. Porque, no lo olvidemos, aquellos que ahora profanan tumbas, y que lo hacían sin cesar en la República, jamás condenarán a Lenin ni a Stalin. Para ellos solo hay una historia, reflejada en documentales y artículos diarios: la maldad del fascismo que hay que mostrar para que no se repita. Destacar a diario los crímenes fascistas y olvidar los comunistas es ciertamente una canallada. Pero lo hacen. La sociedad lleva años anestesiada. No protesta. ¿Cómo no va a estar anestesiada si no hay documental o periódico que no nos recuerde a diario lo que fue el fascismo?

En Rusia es habitual toparse con símbolos comunistas. Apenas los han retirado, al contrario de España, en donde los ayuntamientos se han empleado bien en quitar todo símbolo falangista. A la entrada de la Plaza Roja, un monumento al mariscal Zhúkov, héroe de la Gran Guerra Patria, pero un carnicero en la práctica. Y ahí sigue el monumento. Los edificios oficiales siguen conservando la hoz y el martillo. Todo un parque, el Centro Panruso de Exposiciones, está dedicado a los logros de la URSS.

Cualquier tienda de recuerdos de Moscú vende postales, camisetas, encendedores y mil objetos más dedicados  a Lenin y a Stalin. Los que ilustran éste artículo están recién comprados.

¿Qué ocurriría si nuestras tiendas de souvenirs se llenaran de objetos dedicados a Franco? Ni siquiera la tienda que hay en El Valle de los Caídos vende nada con la efigie de Franco. España olvidó a Franco a los pocos meses de morir. Pero ahora del odio se ha pasado la vendetta más grosera.