sábado, 14 de noviembre de 2015

“Libertad, Igualdad y Fraternidad”

“Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Esta es la pancarta de un grupo español como respuesta al último atentado islamista de París. No he podido evitar recordar el libelo, probablemente falso pero no por ello menos ingenioso, “Los protocolos de los sabios de Sión” haciendo referencia al lema de la Revolución Francesa:

“Libertad, Igualdad y Fraternidad”, estas palabras con tanta frecuencia repetidas desde entonces, por inconscientes cacatúas que llegaban en masa de todas las partes del mundo, alrededor de una bandera… Los gentiles que se creen sabios e inteligentes, no han reflexionado sobre lo abstracto de esas tres palabras, que pronuncian y no piensan lo poco que concuerdan las unas con las otras y que hasta se contradicen.”

Sin pretender entrar en polémicas con la fuente de dichas palabras, lo cierto es que más certeras no pueden ser. Cuando ayer supe de la noticia, me temí la sempiterna reacción de Occidente: velas, lazos, palabras de condena, manifestaciones y demás reacciones que al enemigo le tiene sin cuidado. Es más, yo creo que les da más fuerza. Nuestra idiotez les hace fuertes, qué duda cabe. 

No nos damos cuenta de que los fundamentos de la Revolución Francesa y su imposición en nuestra forma de pensar, están caducos hace muchos años. Mientras no nos demos cuenta de que somos presos de un sistema ideológico profundamente orwelliano que es nuestro mayor enemigo, seguiremos lamentando atentados cada vez más sangrientos. ¿Por qué nos matan? Porque somos sus enemigos, evidentemente. La sociedad vencedora de la 2 Guerra Mundial gobierna el mundo desde el fin de esa guerra. Y esa sociedad está en guerra contra el mundo árabe desde entonces. Hemos masacrado pueblos enteros, hemos hecho de jueces en países a nuestro antojo. Y ahora, claro, nos matan a nosotros.

Para que España formara parte de los ganadores de la 2 Guerra Mundial tuvo que reconocer al estado de Israel, entrar en la OTAN y en la Unión Europea. Solo a partir de entonces, España ha formado parte de los estados que ponen y deponen regímenes en el Magreb. A partir de entonces España es objetivo de los islamistas. Israel lleva sufriendo el terrorismo árabe desde su fundación. Y ahora el conflicto se amplía, para bendición de Israel, que no tiene que justificar así el trato dado al pueblo palestino. 

La Primavera Árabe solo estuvo en la mente de cuatro imbéciles sin criterio que pretendían que las urnas iban a hacer cambiar a toda una civilización. ¡Esa civilización reniega de nuestra Revolución Francesa señores! Jamás nuestro estúpido juego de las urnas va a cambiar nada. Ver a un árabe depositando su voto en una urna solo satisface a nuestra prensa. 

Yo ya empiezo a rendirme ante la evidencia: son más fuertes que nosotros y nos van a ganar. Mientras nuestra población esté más pendiente de manifestarse contra la violencia de género, o a favor de abortar y demás reivindicaciones modernas, ellos se harán más y más fuertes. Lamentablemente en este mundo no ganan los más justos, ni los que más razón tienen, sino los más fuertes. Y, en pleno siglo de la religión, la fe es siempre la más fuerte. Lo queramos o no. Ellos llevan muriendo por Alá muchos años, y nosotros ya no queremos morir ni por nuestra familia. Pretender vivir en un Edén tiene sus consecuencias. 


Pues nada. Ahora toca manifestarse y  seguir a los políticos tras sus pancartas. Hasta el siguiente atentado, claro. Que Dios nos coja confesados.