miércoles, 16 de diciembre de 2015

Tic Tac


"¿No hay pueblos que de forma inmediata han decaído definitivamente? ¿Y tal vez no se auto-aniquilaron en el momento en el que el “pueblo” tomó ventaja sobre la nación?"

Me ha venido a la mente esta frase de Moeller van der Bruck mientras veo en televisión el debate entre los candidatos de los 4 partidos principales. Las manifestaciones de indignados del 15M han acabado en esto: espectáculos para las masas con políticos populistas de rebajas ofreciendo las mismas cantinelas de siempre. El líder político se ha convertido en un tertuliano de televisión vendiendo baratijas. ¿Realmente nos merecemos este nivel intelectual? La respuesta es si, nos lo merecemos. Es lo que ha reclamado la masa televisiva. El partido Podemos surgió del movimiento del 15 de mayo. De hecho, el 15M fue un invento suyo. Primero nació el 15M y después Podemos, porque siendo asamblearios no podían rascar poder y ahora sí. Ya se escribió mucho sobre quiénes eran las masas del 15M, pero básicamente eran estudiantes dirigidos por profesores universitarios comunistas instruidos en Venezuela. Indignar a la juventud es un recurso fácil, siempre funciona. Instigados también por el francés Stephane Hessel los jóvenes protestaban por el decadente sistema democrático, atiborrado de corruptos. Pero tener a un antifascista como Hessel llevaba implícita una trampa. El antifascismo es un recurso de fácil asimilación para la masa: el poder es fascista y corrupto. Por tanto, la masa partía de una base intelectual bobalicona y falsa pero muy eficaz. 


Hoy en día la política es un producto televisivo más. Con la crisis, canales de televisión como La 6 y Cuatro han hecho negocio, y mucho. Llevar a unos cuantos tertulianos de tres al cuarto y tenerlos durante horas vociferando chorradas es un negocio barato, fácil y muy eficaz. Cuando la gente los ve, se siente muy identificada, porque criticar a un gobierno de derechas es muy simple. Jamás he visto más manifestaciones por las calles que mientras ha gobernado el Partido Popular. El motivo daba exactamente igual, las masas se echaban a las calles, gritaban y volvían a casa pensando que estaban haciendo una revolución. Sin embargo, la masa entiende de política hoy en día bastante menos que en 1977.


Hace décadas que no voto. Ya en los años ochenta me olí la tostada y dejé de hacerlo. Simplemente imaginé que los políticos se repartían el pastel. Recuerdo comentarlo con los amigos y todos ponían caras raras. Los casos de corrupción ya comenzaban a oírse con el gobierno socialista de Felipe González y a medida que se perpetuaba en el poder se hicieron ya notorios. Incluso Felipe González organizó el terrorismo de estado. Y hoy en día sigue dando discursos. No solo eso, el partido de Pablo Iglesias, Podemos, pacta con el PSOE, ese partido de la casta al que había que exterminar. 


El espectáculo que se ha convertido España no me interesa en absoluto. De momento hemos empezado el circo con los ayuntamientos gobernados por Podemos y sus marcas. Ver a esos críos que hace nada se manifestaban como histéricos por las calles, ocupando cargos de alcaldes y concejales, me hastía bastante más que la casta de toda la vida. El chandalismo venezolano nos va a invadir. El show no ha hecho más que comenzar. 


Pablo Iglesias, hace tan solo 10 meses pensaba que estaba alcanzando el cielo. Al más puro estilo chavista le dedicó a Rajoy un "Tic Tac" que prometo ver con deleite el próximo lunes. "Tic Tac, Tic Tac", se atrevió a cantar sin vergüenza alguna. Después Pablito se ha ido moderando, porque se dieron cuenta que eso de la revolución comunista era muy fuerte para los españoles. Al ridículo político le ha seguido un ridículo mediático. Hace 10 meses, cuando las televisiones se lo rifaban, él, orgulloso y arrogante, decidía a qué televisiones ir y daba plantones monumentales. Ahora se pasa de plató en plató tocando la guitarra, contando batallitas, hablando de su infancia o  de sus pésimos gustos musicales, que dan tanta vergüenza como su coleta. 


Ante este nivel, a mi lo único que me queda es disfrutar del show. Hace tiempo que no veo series de televisión, de esas que tienen enganchado a medio país. Soy incapaz de verlas desde que Pablito Iglesias predica lo mucho que le gusta una de ellas.