¿Qué sentido tiene la diversidad política si termina en un Congreso convertido en un frenopático? La última crisis, aun presente, se ha distinguido no solo en haber empobrecido a la población. También se la ha empobrecido políticamente. Los debates mediáticos televisivos han acabado por convertir a la población en “experta” en política. La cosa es muy sencilla: todos los males que padeces proceden de la derecha. No hay que enseñar nada más. A lo largo de estos últimos años hemos visto cómo aparecían expertos en absolutamente todo, incluso en medicina. El país entero terminó discutiendo sobre un virus. Claro que, una vez terminado el numero, ya nadie recuerda nada. La masa no es que tenga mala memoria, es que no tiene memoria.
Conservo el programa electoral del PSOE del año 1982. Le llamaron “Por el cambio” y fue con el que consiguió la mayoría absoluta en el Congreso por vez primera. El primer capitulo trata sobre la crisis económica y el “objetivo prioritario” de crear empleo. ¿Nos suena de algo? Ese programa electoral podría incluirse hoy en día en cualquier sección de humor de un periódico. La parte que más carcajadas provoca es la que dice: “El Gobierno trabajará para lograr un mayor techo de autonomía para España, desvinculándola progresivamente en el plano militar del Bloque del Atlántico Norte. En consecuencia, y en la linea ya expresada anteriormente por el PSOE, en un primer momento y como medida inmediata, se congelarán las negociaciones para la integración en la organización militar.” El lector puede descojonarse de la risa cuanto quiera. Vuelva a leer la frase cuantas veces se quiera. Uno siempre acaba por desternillarse. Bien, pues la cosa aún tiene más gracia: Javier Solana, popular jerarca socialista de la época, terminó convertido en flamante Secretario General de la OTAN. Semejante adoctrinamiento, en los famosos años 80.
El PSOE lleva perdiendo elecciones varios años y gobernando en muchas ciudades y comunidades a base de pactos. Uno de los mayores disparates del partido socialdemócrata fue cuando eligieron Secretario General a un muchachote poco creíble que imitaba a Pablo Iglesias. Y claro, las imitaciones solo provocan una cómica lástima. Ahora que el PSOE se hunde, no me provoca ninguna lástima. De hecho creo que el partido es tan lastre para la España de hoy, como lo fue Franco tras su muerte. El país necesita depurar el pasado. Y eso pasa por la desaparición de un partido que no es mas que un ridículo continuo.
El PSOE fue el partido que revitalizó las corridas de toros en los años 80 y también la barbarie de las fiestas en donde torturar animales es la máxima alegría popular. Eso es obra de ellos. Ni Franco llegó tan lejos. Aquello ocurría a la par que la exagerada hoy en día “Movida Madrileña”. No es de extrañar que de ese caldo de cultivo surgiera algo tan ridículo como el “Rock Torero”. Con el PSOE también aparecieron los nuevos ricos socialistas.
Si algo vi positivo del 15M fue aquello de llamar "casta" a los partidos de siempre. Solo que Podemos decidió eliminar al PSOE de sus ofensas porque, al fin y al cabo, les necesitaban para pactar. Así que, el flamante nuevo Secretario General del PSOE, el imitador de Pablo Iglesias, se convirtió en una pantomima que iba de plató en plató de televisión diciendo tonterías. Incluso se atrevió a llamar a un programa del corazón asegurando que quitaría el denostado Toro de la Vega. Fue otra más de sus boutades, porque el alcalde de Tordesillas era del PSOE.
El imitador de Pablo Iglesias cansaba con su constante cambio de genero en sus frases. Cansaba mucho eso de trabajadores y trabajadoras, españoles y españolas y toda esa jerga nueva que aburre a los caballos.
El espectáculo en que han convertido a la política es el signo evidente de que la política no sirve para nada más que para entretener a las masas. Y, llegados a este punto, uno se hace la pregunta: ¿sirven para algo los políticos? En realidad creo que los políticos deberían de desaparecer. No son necesarios. Son caros. La prensa da cobertura mediática solo a los políticos. Como si fueran Mick Jagger. La chulería con la que caminan es la propia de una casta repugnante. Pablo Iglesias murió como alternativa de nada cuando apareció en la entrega de los Goya vestido para la ocasión.
Sería deseable que el PSOE desapareciera y que desaparecieran todos los partidos. Por el bien de la humanidad. No es ninguna utopía. Se puede gobernar un país sin partidos políticos ni figuras mediáticas. No hace falta llamar a las urnas constantemente para elegir a nuevos idiotas que cacarean las tonterías de turno. Los políticos sobran. No hay que votarles. Hay que integrarlos en la sociedad y hacer de ellos personas de bien.
Si algo vi positivo del 15M fue aquello de llamar "casta" a los partidos de siempre. Solo que Podemos decidió eliminar al PSOE de sus ofensas porque, al fin y al cabo, les necesitaban para pactar. Así que, el flamante nuevo Secretario General del PSOE, el imitador de Pablo Iglesias, se convirtió en una pantomima que iba de plató en plató de televisión diciendo tonterías. Incluso se atrevió a llamar a un programa del corazón asegurando que quitaría el denostado Toro de la Vega. Fue otra más de sus boutades, porque el alcalde de Tordesillas era del PSOE.
El imitador de Pablo Iglesias cansaba con su constante cambio de genero en sus frases. Cansaba mucho eso de trabajadores y trabajadoras, españoles y españolas y toda esa jerga nueva que aburre a los caballos.
El espectáculo en que han convertido a la política es el signo evidente de que la política no sirve para nada más que para entretener a las masas. Y, llegados a este punto, uno se hace la pregunta: ¿sirven para algo los políticos? En realidad creo que los políticos deberían de desaparecer. No son necesarios. Son caros. La prensa da cobertura mediática solo a los políticos. Como si fueran Mick Jagger. La chulería con la que caminan es la propia de una casta repugnante. Pablo Iglesias murió como alternativa de nada cuando apareció en la entrega de los Goya vestido para la ocasión.
Sería deseable que el PSOE desapareciera y que desaparecieran todos los partidos. Por el bien de la humanidad. No es ninguna utopía. Se puede gobernar un país sin partidos políticos ni figuras mediáticas. No hace falta llamar a las urnas constantemente para elegir a nuevos idiotas que cacarean las tonterías de turno. Los políticos sobran. No hay que votarles. Hay que integrarlos en la sociedad y hacer de ellos personas de bien.