miércoles, 9 de noviembre de 2016

Trump

Donald Trump se ha convertido en presidente del país más poderoso del mundo. ¿Pero qué sabemos nosotros sobre el sistema político  de EEUU? Nada. Absolutamente nada. Pregunten a todos y cada uno de los que se encuentran en este momento haciendo análisis sobre el resultado y obtendrán un vacío absoluto. Por tanto, quienes echan pestes contra Trump no saben lo que están haciendo. Simplemente, repiten las consignas de Internet y de los medios de comunicación. La cuestión para ellos es bien sencilla: Trump malo, Clinton buena. España tiene una larga tradición de odio hacia EEUU. El mundo progre siempre se ha encargado de presentar a los EEUU como imperialismo capitalista. Y así es, por supuesto. No puede ser de otra manera puesto que los EEUU ganaron la última guerra mundial. Sin embargo aquella guerra también la ganó la Unión Soviética y no se oye a ningún progre despotricar contra el imperialismo comunista. Quizá sea gracias a los EEUU y a la Alemania derrotada el que Europa entera no se convirtiera en el mayor campo de concentración de la historia. 

Lo cierto es que urge acabar con la guerra de Siria, algo que quienes bendicen a Hilary Clinton parecen no tener en cuenta. La política de Obama con respecto a Siria ha sido ambigua y poco vinculada a terminar el conflicto. Al contrario, la guerra se eterniza y Europa se ve obligada a recibir masas de refugiados, cuya lastimosa vida se ha convertido en moneda de cambio de la política. Trump ha dado muestras de colaboración con Putin, que ha sido el único líder que ha actuado. Por tanto, si Trump y Putin logran pacificar Siria y la región, habremos obtenido un beneficio inmenso. Que Trump sea un mujeriego machista, que sea una figura ciertamente cómica, que de repulsión a las masas, es lo de menos. 

Lo importante para Europa es que finalice la guerra en Siria cuanto antes y se frene la lastimosa situación de los refugiados utilizados por los medios para desinformarnos. 


De momento, por lo menos nos hemos librado de los consabidos reportajes sobre “la primera mujer presidenta del país más poderoso del mundo”. Y eso es mucho. Mucho.