jueves, 12 de octubre de 2017

La masa desilusionada


           "Los gobiernos de izquierdas casi siempre decepcionan a quienes los apoyan porque, incluso cuando es posible alcanzar la prosperidad que han prometido, siempre es preciso un incómodo periodo de transición acerca del cual poco se ha dicho de antemano." (George Orwell)


Ésta fotografía es fascinante. Nos muestra a una masa decepcionada porque, tras años de matraca independentista, ésta no llega nunca. Recoge el momento en que un presidente no dice nada y un pueblo se decepciona, una vez más. ¿Realmente la gente aun sigue creyendo en los políticos? Sorprende observar que, en sociedades en donde no existe censura (eso dicen) y en donde cada ciudadano tiene la oportunidad de documentarse, aun los políticos consigan esperanzar. Uno no tiene más que leer para desconfiar de las falsas promesas. Pero la masa es engañada una y otra vez.

Esta masa desengañada y triste es la misma que podría haber estallado en vulgar júbilo si el presidente de turno les hubiera dicho que ya eran independientes. Sin embargo, la masa moderna no está acostumbrada a las decepciones ni al sacrificio. Hasta hace no mucho, los países se formaban a base de sacrificio y sangre, no por manifestaciones ni urnas.

Una mujer independentista catalana decía que en una Cataluña independiente todos serían iguales, habría más justicia y el machismo sería erradicado. Esa mujer representa a la perfección al individuo medio que es utilizado por los políticos. Un individuo dispuesto a creer y a ilusionarse.

No nos engañemos: la época en la que se fundaban naciones se acabó hace mucho tiempo. Una Cataluña independiente tendría los mismos dioses que ahora: Amazon, Apple, Facebook, Twitter o Zara.