miércoles, 1 de mayo de 2019

Los imprudentes


  “Llego a saber lo subnormales que sois y hago elecciones”. Este aserto aparecía junto a una fotografía de Franco, tras la victoria del PP en las elecciones de 2016. Este año se ha concedido el voto a más de cien mil personas con discapacidad intelectual. A tenor de los resultados, uno empieza a pensar que el aserto atribuido a Franco es cierto. Pocas personas admiten que votan al PSOE pero, cuando expones el sinsentido de votar y explicas la infame historia del PSOE, ten por seguro que tienes a un votante de ese partido cerca. El PSOE, el partido que provocó la Guerra Civil, el que se fue de “vacaciones” durante cuarenta años, el partido financiado por la CIA en los años 70, el partido que apoyó durante décadas al comunismo más criminal, el que aseguraba que España no entraría en la OTAN, el que hizo una reconversión industrial en los años 80 para venderse al Mercadillo Común, el partido del terrorismo de estado, el partido más corrupto de la historia, el partido que ha partido a España, el partido prácticamente hundido en los últimos años, el partido que a consecuencia de su hundimiento aceptó los postulados del globalismo de forma fanática, el partido que aceptó finalmente a un tontaina en su presidencia… lo ha vuelto a conseguir. 

España está enferma de gravedad. La historia nos demuestra que España es harto difícil de romper. Esa España enferma es la que le gusta gobernar al PSOE y a los amos de la Constitución de 1978. España se ha convertido en un enorme campo de batalla en donde la cordura se hace harto imposible. El español es aficionado a la discusión tabernaria desde siempre. Benito Pérez Galdós lo retrató magistralmente en La Fontana de Oro: “¿Será preciso quitarles la libertad y no devolvérsela hasta que reciban educación o castigo? Entonces, ¿habrá libertad para unos , y para otros no? Ha de haberla para todos o quitársela a todos. ¿Y es justo renunciar a los beneficios de un sistema por el mal uso que algunos pocos hacen de él? No: más vale que tengan libertad ciento que no la comprenden, que la pierda uno sólo que conoce su valor. Los males que con ella pudieran ocasionar los ignorantes son inferiores al inmenso bien que un solo hombre ilustrado pueda hacer con ella. No privemos de la libertad a un discreto por quitársela a cien imprudentes.” 

El problema ahora es que abundan los imprudentes, a quienes se ha concedido el voto. A partir de ahora sabemos con qué nos vamos a desayunar a diario: Franco, la eterna amenaza del fascismo, el adoctrinamiento sexual, leyes para seguir lobotomizando a la población, cambios climáticos… De inmigración se hablará poco porque se impondrá en silencio. Pero, ¿acaso algún imprudente pensaba que ocurriría algo diferente con un PP triunfante? Seguimos sin poder diferenciar a los cerdos de los hombres.