Fotografía de una popular librería. Por los títulos, un cliente despistado podría pensar que se encuentra en los años treinta del siglo pasado. Fascismo por doquier. Fascismo por un tubo. Pero ¿existe el fascismo? No. No existe. El fascismo es la palabra mágica que tienen los poderosos para tenernos bien cogidos por los huevos. Ser antifascista te coloca en la misma tesitura que ETA. El antifascismo une a etarras con liberales. De hecho, para derrotarlo (y leamos bien: derrotarlo) fue preciso la unión de comunistas, liberales y demás ralea. Lo dijo Ramiro Ledesma: "En casi todas partes se organizó y propagó el antifascista antes que el fascismo apareciese". Pero, dejemos las cosas claras: primero surge el comunismo, después el fascismo. Es decir, la humanidad no hubiera conocido el fascismo si no fuera porque surgió como una respuesta a la criminalidad comunista. Que no te engañen: ni Trump es fascista, ni lo es el vecino admirador de Franco.