domingo, 8 de abril de 2018

Schleswig-Holstein


El destino no ha podido ser más irónico. Tras la muerte de Hitler, Schleswig-Holstein se convirtió en la última capital del Tercer Reich. Allí fueron apresados los dirigentes de lo que quedaba de Alemania. El joven arquitecto de Hitler, Albert Speer sería condenado a veinte años de prisión. El sucesor del Führer, Karl Dönitz a diez años. Jodl fue ejecutado en la horca, aunque rehabilitado a título póstumo.

Ha querido el destino que sea precisamente un juez del land de Schleswig-Holstein quien haya dejado en libertad al prófugo Puigdemont. Se internacionaliza la pantomima catalana, sarcásticamente unida a Schleswig-Holstein, que acabó en los famosos juicios de Nuremberg, orgullo y ejemplo del nuevo Occidente.

Puigdemont está coincidiendo en su fuga con lugares históricos e icónicos de nuestra civilización. No parece un hombre de dimensiones históricas pero transita por Waterloo, Schleswig-Holstein y Berlín. Pisa los lugares que acabaron con los sueños de Napoleón y de Hitler. Nada más y nada menos.