martes, 8 de septiembre de 2015

La base


El PSOE es un partido,  como todos los partidos democráticos, que se sirve de la mentira para gobernar. En democracia gobierna quien mejor miente. En 1982 llegó al poder, aupado por una gran mentira: sacar a España de la OTAN. El resultado es que España, en 2015, sigue en la OTAN. No necesito más discusiones políticas: me basta ese gesto para saber lo que es la política en democracia y lo que son los partidos que viven de ella. 

Lo normal en democracia es que haya dos modelos, dos partidos,  lo que se viene a llamar "bipartidismo". La población vive en idénticas condiciones bajo el gobierno de uno u otro partido. El milagro consiste en hacerles creer que sus vidas cambian. Para que uno de los dos partidos alcance el poder, el otro debe desgastarse en un combate. En general basta con algún escándalo ridículo, o simplemente que los parados aumenten. No voy a negar que existen diferencias esenciales. En general la derecha liberal es más honesta. La izquierda no lo es, puesto que su ideario es incompatible con el ejercicio del poder. A lo largo de la historia hay muchos ejemplos. Desde el famoso "No a la OTAN" hasta el actual ridículo de Tsiriza.  La formación griega pertenece a los partidos de nuevo cuño, que dicen ser alternativas al bipartidismo. En España también tenemos nuestra versión. Estas formaciones, a pesar de lanzarse como nuevas, como un aire nuevo en la política, son más viejas que los propios sistemas a los que denuncian. Surgen del comunismo rancio, de la hoz y el martillo, del antifascismo... pero apenas instalados en el poder se manifiesta su incapacidad para gobernar. La izquierda, no lo olvidemos, vive de sus promesas. Sin éstas, nunca alcanzaría el poder. Y cuando las promesas no dan más de sí, hurgan en el pasado para entretener a las masas. La historia la utilizan a su antojo y son ellos quienes deciden lo que sucedió en el pasado. Y las masas, entretanto, entretenidas con caramelos llamados "memoria histórica", retirada de bustos o cambio de nombres de calles, el eterno feminismo, el aborto libre, los derechos humanos... Caramelos envenenados. 

La izquierda sigue teniendo, no obstante, la capacidad de engañar al obrero. Hay una frase popular que dice que no hay nada más tonto que un obrero de derechas. En realidad lo que quieren decir es que no hay nada más tonto que un elector de derechas, sea obrero o no. Porque, en una sociedad igualitaria, ¿qué significa ser obrero? La "O" del PSOE es una antigualla. Aunque la "S" y la "E" ya solo sean testimoniales, lo único que le queda al PSOE es la "P", que no va tardar en perder en favor de la "P" pujante llamada Podemos. 

Lo que me maravilla no es que surjan nuevos partidos. Lo realmente maravilloso es que la gente se siga entusiasmando con ellos. Dicen ser antisistema pero no lo son. Yo he sido un antisistema prácticamente toda mi vida. He criticado el bipartidismo y la democracia toda mi vida. Por eso mismo no me ha sorprendido esta crisis, ni los escándalos de corrupción, que tanto parece preocupar a los españoles. ¿De verdad nadie se imaginaba hace tan solo 10 años que los políticos se lo llevaban todo a manos llenas? A mi no hacía falta que me lo dijera ningún periodista avispado. Me lo imaginaba y punto. Pero nunca saldría a la calle a protestar por eso. Un pueblo fácil de gobernar se merece unos políticos corruptos. Un pueblo capaz de abrazar a partidos formados por universitarios caprichosos, tampoco se merece nada. El verdadero antisistema debe saber cuál es la base sobre la que se asienta el sistema que pretende derrotar. Si no lo sabe, nunca lo derrotará y se verá envuelto en un doblepensar interminable. ¿Y cuál es esa base? Es muy sencillo. La forma la consigna "Libertad, igualdad y fraternidad"