Los telediarios son una forma de
adoctrinamiento. No informan, manipulan. Que una cadena de televisión privada
quiera hacer sus propios telediarios ideológicos resulta comprensible. Pero que
los de la cadena estatal se parezcan a los privados es aberrante. No es
casualidad el orden de las noticias. Primero se da la consabida sobre
Trump, siendo lo mismo que el famoso presidente no asista a la anual cena de
corresponsales que alguna gilipollez sobre su esposa. Inmediatamente después de
Trump, una noticia sobre los refugiados, de forma que el espectador asocie el
asunto claramente.
Las manifestaciones a favor de acoger refugiados son constantes. Parece que la gente surge de manera espontánea en esas manifestaciones pero nunca se informa de quién las organiza. Es un poquito sospechoso que siempre se den en las ciudades donde gobierna la extrema izquierda. Las cámaras se acercan siempre a preguntar a algún manifestante para soltar cositas simplonas como “no se puede levantar muros” etcétera. Los muros están levantados desde el principio de los tiempos y el incauto que los elimine se expone a su aniquilación. Pero en los mundos de la extrema izquierda es posible vivir sin muros, sin fronteras y queriéndonos todos muchísimo. Me permito la licencia del “extrema” ya que inmediatamente después se informa de que Marie le Pen, “candidata de la extrema derecha”, ha sido abucheada no se dónde.
Después observo a cientos de
inmigrantes saltando el muro de Ceuta y Melilla. Lo primero que me llama la
atención es que los asaltantes tienen mejores cuerpos que muchos de nosotros.
No denotan haber pasado hambre ni un solo día de su vida. Pero son de color
oscuro y eso a nuestra intelectualidad gusta mucho. Hay que acogerlos porque
ser merecen un futuro mejor. El problema es que en el futuro ni ellos ni
nosotros tengamos un presente decente.
Que los directores de cine
(¿todos?) critiquen a Trump, se ofrece como noticia sobre Hollywood y sus
famosos Óscares. Cada país tiene sus intelectuales. Casi siempre son actores y
directores de cine que cacarean siempre las mismas bobadas y que al final se
traduce en más pasta para ellos.
El final del telediario se
reserva al carnaval y, claro, entre los millones de personas disfrazadas,
eligen un grupo de transexuales, que al fin y al cabo, la juerga siempre ha
sido un buen lugar para reivindicar.
Soy un seguidor del cine español. La segunda cadena estatal ofrece
cada noche una película, más o menos histórica. Y, claro, cuando la película ha
sido rodada en la época franquista, los intolerantes protestan porque eso es
más o menos una incitación al odio. Si fuera por ellos borrarían todo rastro
pasado y lo adaptarían a su ideología. Son unos inquisidores modernos. Ayer se
sustituyó la película por un concurso de drags queens. Me sentí un tanto
desilusionado por la decisión, pero entiendo que quizá, la promoción de los
culos, la ordinariez y las ofensas a la Iglesia Católica tengan su público.
Bienvenidos a la era del 2 + 2 = 5. Puede resultar divertido si el futuro de la humanidad te la suda. Pero aterrador si tienes un mínimo de sensibilidad histórica.